Ya descansado de Boston, decidí que me probaría nuevamente en los 42K. Esta vez seria en la Marathon de Santiago, que no es nada fácil pero con un buen entrenamiento y en corriendo en casa, no era un mala opción.
El plan para correr Boston lo hice con Antonio Azpiro quien me ayudó desde Venezuela. Exigente pero era la garantía que necesitaba para un buen resultado. El balance no fue nada malo, logre mi mejor marca en los 30K, antes de fundirme y a pesar de eso, logre registrar mi mejor tiempo en la Marathon. Un éxito amargo no lograr el objetivo. Además de entrenar bien hay que tener la disciplina y concentración el día de la Marathon. Yo no la tuve en Boston.
Perdí el contacto con Antonio y decidí ir un poco mas allá que recibir un plan y me adentre en las diferentes metodologías de entrenamiento. Investigue, y llegue a la Periodización y la Polarización. Me conseguí con nombres como Lidyard, Siegel, Rosa, McMillan, entre otros. Que se agregaron a los ya estudiados Gallaway y FIRST. Estudios, estadísticas. Los corredores profesionales no son muy abiertos a compartir sus planes, cosa que cambia cuando se retiran y comienzan a comercializar su experiencia. De toda esta exploración, me convenció la metodología de McMillan, la que combina un poco de Lidyar y Rosas, y que el define como: Corre Inteligente-Corre Rápido.
16 semanas de una muy buena preparación. Un plan exigente y bien dosificado. Lo combine con dos sesiones semanales de gimnasio (abdominales y pesas), a la semana 8 ya estaba viendo los resultados. Fuerza en las subidas, buena resistencia en los largos, estos últimos la mayoría en pendiente positiva. Me probé en una carrera de 10K y volví a una marca respetable, los 45 min. Para el control de peso me ayude con Fitzgerald, un mes antes de la prueba habia conseguido el peso ideal. Acompañaron a estos buenos resultados, la confianza y un buen trabajo mental. Solo un traspié en un largo, me hizo reducir la carga de trabajo por una semana. Solo un susto.
Todo resulto positivo, hasta que justamente una semana antes, haciendo unas series de 800 (solo 5), sentí una molestia en los gemelos de la pierna izquierda. Un pequeño tirón. No me quise alarmar pero una molestia de este tipo una semana antes, inquieta. Me preocupe por estirar y ese mismo día me sentí mejor, pero quedo sembrado en la mente.
La previa de la Marathon fue de las mas tranquila que he hecho. Descanso, relajamiento, concentración. Un par de días antes calenté 30 min. y nada de la molestia. Pero el invento comenzó el día anterior. Cometí pequeño pero costosos errores. La carga de carbohidratos fue incorrecta, teniéndola calculada, la hice al ojo por ciento. El día anterior me tome una pastilla de sal, cosa que había hecho en los largos previos. La hidratación fue insuficiente.
Llego el día esperado después de 16 semanas y pronto aprendería que la consistencia y disciplina en lo que haces son importantes si quieres triunfar. Cuando te trazas una meta, debes incluir metas cortas que te lleven a ese sueño mayor. La preparación no debe dejarse al azar. En conjunto con la disposición y el entusiasmo se debe tener mucha paciencia y cabeza fría para aplicar todo lo que se ensayo el día del reto. Lo que algunos llaman suerte, para mi es esfuerzo incansable y consistencia.
Cerca del kilómetro catorce apareció la señal en los gemelos, mientras tanto me había olvidado lo que planee, hice y repetí en cada largo. La hidratación y el consumo de los geles. Hoy rebobino la película y no entiendo porque no lo hice. La deficiencia en la hidratación, acelero probablemente, la aparición de la molestia que cada kilómetro se hacia mas intensa. Llegue al 21 y algo estaba mal….hasta que en el 25 estallo la crisis. Fatiga y dolor….sin esforzarme, sin tratar de controlar mi mente, sin ningún tipo de coraje, me entregue. Pronuncie las palabras que terminarían de tirar a la basura unas excelentes 16 semanas. Le dije a Mariale quien iba a mi lado: “No lo voy a lograr”….”Voy mal”.
Para que recordar el calvario hasta la meta. Entregado, vencido, seguí con mucho esfuerzo hasta la llegada. Tal vez una de las pocas cosas lucidas que logre deducir fue: si me detengo y me retiro, lo recordare como un fracaso . Tengo que seguir y llegar como pueda y así lo hice. La cara de Mariale era de decepción.
¿Qué aprendí?
El éxito no es una recorrido en línea recta.
Este no es el resultado del azar. Es el trabajo constante, la disciplina y la fuerza de voluntad lo que hace que esos sueños se conviertan en éxitos.
Cree en ti inclusive en los momentos mas apremiantes. Trae a tu mente, como llegaste hasta ese momento. No dejes que una sencilla y mala pasada, se convierta en una derrota.
Ve preparado para que el sueño se concrete en diferentes opciones. Sino puedo lograr lo que me propuse como plan A, entonces el plan B y C, resultaran también un logro.
No te entregues. Lucha. Mantén el coraje. Controla tu mente.
Humildad
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