Entrenar en Zona 2: Beneficios, Desafíos y Conexión con el Método Maffetone
- Jesús Suarez

- 14 jul
- 3 Min. de lectura

En el mundo del running, el entrenamiento en Zona 2 ha cobrado gran relevancia como una estrategia esencial para construir una base aeróbica sólida. Sin embargo, a pesar de su efectividad, muchos corredores se sienten frustrados al intentar mantenerse en esta zona. ¿Por qué ocurre esto? ¿Cómo podemos superar este desafío? Y lo más importante, ¿cómo se relaciona este enfoque con el Método Maffetone?
¿Qué es la Zona 2 y por qué es tan valiosa?
La Zona 2 corresponde a una intensidad de ejercicio moderada, en la que el cuerpo obtiene la mayor parte de su energía a partir de la oxidación de grasas, manteniéndose por debajo del umbral aeróbico. Esta zona suele representar aproximadamente el 60-70% del VO₂ máx o un rango de MHR (máxima frecuencia cardiaca) entre 65-75%.
Los beneficios clave de entrenar en Zona 2 incluyen:
Mejora de la capacidad aeróbica: Incrementa la eficiencia del sistema cardiorrespiratorio (Midgley et al., 2007).
Mayor utilización de grasa como sustrato energético: Lo que favorece la economía de carrera y reduce la dependencia del glucógeno (Brooks et al., 1998).
Favorece la recuperación y reduce el riesgo de sobreentrenamiento, permitiendo un mayor volumen de entrenamiento con menor estrés fisiológico (Seiler, 2010).
¿Por qué cuesta tanto mantenerse en Zona 2?
Muchos corredores, especialmente los principiantes o quienes vienen de métodos de entrenamiento de alta intensidad, descubren que correr lento no es tan fácil como parece. Algunas razones fisiológicas explican este fenómeno:
Sistema aeróbico poco entrenado: Si el cuerpo no está adaptado a utilizar oxígeno eficientemente, el ritmo cardiaco se eleva rápidamente incluso a ritmos lentos.
Falta de volumen base: La frecuencia cardiaca alta en esfuerzos suaves es común en corredores con poca base aeróbica (Mujika & Padilla, 2001).
Economía energética deficiente: No es un problema de forma física, sino de eficiencia metabólica.
Esto puede llevar a la frustración, especialmente cuando el reloj muestra una frecuencia cardiaca superior a la esperada, incluso caminando.
El enfoque del Método Maffetone
El Dr. Phil Maffetone fue uno de los pioneros en promover el desarrollo de la base aeróbica como pilar del rendimiento. Su fórmula del 180 menos la edad para determinar la frecuencia cardiaca máxima aeróbica (MAF) se alinea con lo que hoy muchos reconocen como Zona 2.
Principios del Método Maffetone:
Entrenamiento en MAF (zona aeróbica) para fomentar la quema de grasa, reducir el estrés en el cuerpo y mejorar la salud general.
Evitar los excesos en intensidad durante el período base, priorizando la constancia sobre la velocidad.
Escucha al cuerpo: prioriza las sensaciones por encima del ritmo o las métricas externas.
La lógica es clara: no se trata de entrenar más duro, sino de entrenar más inteligente.
Claves para adaptarte a la Zona 2 sin frustrarte
No te obsesiones con el reloj. Si tu pulso es alto al principio, es parte del proceso de adaptación.
Alterna caminata y trote para mantenerte en el rango adecuado. Es movimiento inteligente, no un fracaso.
Incluye sesiones sin impacto (bicicleta, elíptica, caminata) para construir volumen sin sobrecargar las articulaciones.
Enfócate en la sensación, no en el ritmo. Lo importante es la constancia y la progresión.
No te estanques: la Zona 2 es un medio, no un fin
El entrenamiento en Zona 2 no es el objetivo final, sino una herramienta para construir una base sólida que te permita luego tolerar mayores intensidades con menor desgaste. Como bien dice Seiler (2010), la pirámide de entrenamiento debe estar construida sobre una base aeróbica ancha.
"Entrenar con cabeza también es entrenar duro."
Conclusión
Entrenar en Zona 2 es uno de los caminos más eficaces para mejorar tu rendimiento a largo plazo, prevenir lesiones y fomentar una mejor salud metabólica. Pero como todo lo que vale la pena, requiere paciencia, compromiso y adaptación. Conecta con tu Zona 2 real, no la que dicta el reloj, sino la que respeta tu cuerpo y su proceso.
Y recuerda: correr lento no es entrenar menos, es entrenar mejor.
Referencias:
Brooks, G. A., Fahey, T. D., & Baldwin, K. M. (1998). Exercise Physiology: Human Bioenergetics and Its Applications. McGraw-Hill.
Midgley, A. W., McNaughton, L. R., & Jones, A. M. (2007). Training to enhance the physiological determinants of long-distance running performance. Sports Medicine, 37(10), 857–880.
Seiler, S. (2010). What is best practice for training intensity and duration distribution in endurance athletes? International Journal of Sports Physiology and Performance, 5(3), 276-291.
Mujika, I., & Padilla, S. (2001). Physiological and performance characteristics of male professional road cyclists. Sports Medicine, 31(7), 479–487.
Maffetone, P. (2010). The Big Book of Endurance Training and Racing. Skyhorse Publishing.
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